jueves, 29 de mayo de 2014

"Hace unos años, no recuerdo cuantos, me enamoré perdida y alocadamente de un hombre. Pensé que este deseo no seria una utopía mas en mi cajón de poemas sin tinta.
En el verano de aquel año, mi amor platónico y yo compartimos una inesperada amistad forjada por la ayuda mutua y las emociones que se transmiten por las palabras. Entonces descubrí que aquel hombre era un escritor, pero no un escritor cualquiera. Era un escritor sin palabras. Su sola mirada escribía un mundo y parte del universo, y parte de los momentos de felicidad y tristeza de mi vida.
En ese mismo verano la vida me mostró su mas hermosa sonrisa. El escritor y yo tuvimos un romance. De eso solo diré que fue pasajero, no duró demasiado, a mi pesar, pero no me arrepiento de un solo minuto de verano
Llegó Septiembre y el había rehecho su vida con mi ayuda. Yo estaba feliz por el, pero me di cuenta de que no perdía un amor, si no un amigo. A aquel frío Noviembre la vida me volvió a sonreír, me casé con un hombre maravilloso. Meses después me di cuenta de que en mi vida solo faltaba su amistad, y volví a hablarle sin decirle "hola".
Hasta el día de hoy somos amigos. Nada parece haber cambiado, salvo sus ganas de escribir, que pensaba devolverle a través de las sonrisas. Todo volvería a ser como antes.
Y cada día doy las gracias de tenerle en mi vida."

Este texto fue un regalo.