Puestos a envenenar la mente, que me traigan frascos y os ofrezco mi propia formula, pues soy experto en destruir la voluntad.
Soy mi propia sombra, mi propio rencor, dolor, agonía. Soy lo que he hecho de mi mismo, lo que me merezco. Soy mi antítesis y la de muchos otros. La exaltación del yo, oligofrenia, fanatismo, amargura, piedad.
El día a día bajo el fuego, las miles de palabras que queman, los recuerdos que no arden.
No hay comentarios:
Publicar un comentario