domingo, 8 de octubre de 2017

Tengo los ojos mas tristes del mundo, unos ojos que no se volverán a cruzar con los tuyos. Tengo una sonrisa huida, unos labios que se han olvidado de como sonreír.
Tengo cien mil palabras perdidas, todas que intentan describirte en vano.
Tengo sueños acabados, que terminaron donde tu te despediste.
Tengo una gota de sangre donde confluyen ríos de tinta con palabras ahogadas por no poder nombrarte.
Tengo un agujero en el pecho esperando a que devuelvas lo que te llevaste.

No te tengo a ti.
En una espiral del tiempo ociosa, decadente y sin fin, en su centro, ahí estabas tú.
Una espiral, una espiral plana que no entendía de subidas y bajadas, una espiral continua y sin fin que lo único que hacía era girar y girar y profundizar ¿en qué profundizaba? En ti, en mí, profundizaba en un nosotros que no se va acabar nunca, que no tenía fin, que no lo tiene. Profundiza van tus ojos, en todos los rizos de tu pelo profundizaba en tu voz cantando, profundizado en tus labios, en tus risas,profundizaba en los versos que me recitabas.
 Y qué envidia de los relojeros con el poder del tiempo sus manos, qué envidia me dan moviendo las manillas, contando granos de arena, haciendo retroceder las agujas,parandolas donde desean.
 Y eso sobre todo es lo que yo más envidio.
Ojalá poder volver, ojalá poder volver atrás,muy atrás, antes de conocerte y prepararme mejor, prepararme bien para ti. Ojalá volver atrás pero no tan atrás, volver donde te dije que te quería, volver donde tú me lo dijiste primero, volver y repetir el momento una y otra vez. Ojalá volver donde nunca había te perdido, ojalá que todo esto no acabe.

Ahora la espiral se ha roto, ahora el que se va soy yo.

Me voy a grabar a fuego en el pecho una espiral, para que cuando me pregunten yo solo diga que empieza por tu nombre y acaba por tus besos. Voy a dibujarme en el dorso de la mano una espiral con letras, que sean mil disculpas y un soneto, una oda. Dibujare en mis palmas, con acero y sangre, una espiral, que hable de todos los días que vamos a perder, y con las gotas que resten terminaré nuestra canción sobre los cimientos de nuestros recuerdos.

sábado, 7 de octubre de 2017

Creo que eso es una mancha de ceniza.

Volví, volví de un viaje en vano a ningún lugar decente y mi buzón estaba lleno de correspondencia.
No miré las cartas, no saludé a los vecinos, solo quería dormir, necesitaba descansar.

Pasaron los días sin ver el sol. Me acompañaban el olor del tabaco y el regusto a alcohol. No podía tener resaca si no dejaba de beber, respiraba mas humo que aire. Casi un mes después abrí una ventana, llovía, me recordaba a ti. Escuchaba las olas del mar en lo lejano, una tormenta traía a mi salón el perfume de tu pelo.

Y las cartas volaron por toda la habitación.

Había cartas que no pensaba leer y las tire, otras merecían algo de mi tiempo, algunas me hicieron pensar, pero tu letra estaba en todas las demás. Fotos tuyas, tus recuerdos, tus besos, tu perfume, tus ojos, tu pelo, tus letras, tus besos, tu sexo. ¿Era un castigo? Me lo merecía. ¿Era una llamada? No debía responder. ¿Querías que saliese de mi encierro? Solo quería escucharte, al menos una ultima vez.

Y lloré.

No recuerdo cuantos días pasaron hasta que me afeité salí a buscarte. Y por desgracia te encontré.
Tu ya no eras tu, yo ya no era yo. El nosotros se había perdido en los brazos de otro, tus ojos hablaban de otras pupilas, tu risa se olvidó de mis labios, tus besos eran de otra canción.

Por fin mi sirena había aprendido a correr y estaba a punto de echarse a volar.

Te vi, al final me viste, y dejaste de reír, dejaste de besar, dejaste de correr. ¿Que hablaban tus ojos, si no era olvido? ¿Que decían de mi que no logré saber? Corrí, mucho antes de que pensases en echar a caminar hacia mi, mucho antes de que tus recuerdos volviesen conmigo.

Te perdí y lo perdí todo. Todos tus besos perdí por no saber decir, te necesito.

Cuando volví a mi retiro aun había una colilla encendida y mucho papel por reutilizar. Puse sangre en mis manos y levanté la voz contra todo aquello que había sido malo en mi vida, contra todo aquello que te había hecho mal de mi. La sangre hervía, los gritos, los golpes "PERDÓNAME DIOS, PUES EL AMOR PUEDE MAS QUE LA FE. NO ES TU AMOR EL QUE QUIERO, NI TU VIDA, NI TUS HIJOS. PUES LA ÚNICA DE LOS TUYOS QUE AUN TIENE ALAS EN LA TIERRA ES MI PECADO, MI ERROR"

Que gritos, que grandeza, que espectáculo. Ahora entendía a Ulises, a Romeo, a los reyes y a los locos. A esto se referían, a ti.

¿Quien llamaba a estas horas? Daba igual, la sangre aun brotaba en mis brazos, aun cabían letras.
Y se acabó.

Cuando me encontraron aun sonreía, una sonrisa horrible de alguien que había perdido la cordura, una sonrisa que una vez amaste, una sonrisa que era para ti.
Cuando leas esto, ¿y quien sabe si lo leerás? Yo no te leí hasta que fue tarde.
Cuando leas esto, ¿de verdad he sido así de cobarde? Yo te respondo. No, cobarde hubiera sido vivir en el mismo mundo que tu y no haberlo convertido en un Edén para tu disfrute. Cobarde ha sido no escribirte una canción. Cobardes son los pájaros que huyen de ti y te envidian. Me proclamo valiente, el mas cobarde de los valientes.

Cuando leas esto, quizás lo estés haciendo ahora, no podrás responderme, no estaré, nunca mas.¿Que donde estoy? Oh, no, no te lo diré, por que seguro que piensas en venir a por mi, y no, en todas esas cartas tuyas había un pedacito de mi que no he logrado recomponer, así que yo me quedo con el nosotros, con el viaje a las playas mas desiertas, con nuestra copa al amanecer. Permiteme quedarme también con el recuerdo de aquella noche de verano, ese de sabanas y besos, también con el día que nos llovió y tu pelo era un enredo de espuma y sal. Te pido todo esto solo por que ya no podrás decir que no, por que te habrías negado. Pero a dejarme viajar.

Tu sonrisa sigue siendo el faro de las mismas tormentas que provocas, tendrás decenas de pretendientes.

Posdata: Me gustan las gafas que llevas ahora, te hacen parecer mas adulta, mas seria. Te quedan bien.