sábado, 18 de noviembre de 2017

A mi que no me hablen del amor, pues el amor me recuerda a cosas que duelen, a personas que mienten, a gente que nunca debe volver. El amor recuerda lo débiles que nos volvemos cuando amamos, lo débil que es tener una persona que es tu mundo, y que cuando esta se va, tu mundo se destruye.

A mi que no me hablen del mar, de la marea, de la marejada, de las olas, que no me hablen de nada de eso, de algo imperturbable y antiguo que me recuerda a sus caderas sobre las mías, de sus pechos entre la resaca. ¿Quien seria tan cruel de hacerme recordar algo así?

A mi, por favor, que jamas me hablen del viento, de como sus cabellos ondeaban cual bandera, mi libertad. Quien no haya visto sus enredos mecerse mientras reía no sabe que es la música, ni la felicidad, ni el gozo.

Ademas, no la habéis visto caminar por la arena, como si solo existiese ella desde mis ojos, no la habéis visto contonearse con las lineas de la playa, no la veréis jamas saltar para no mojarse. Así que que a nadie se le ocurra hablarme del arte, por que sin verla, no la entenderéis.

Y a quien quiera que me hable de la luna, prometo que me pondré violento, por que su sonrisa era mas brillante que cualquiera. Verla sonreír mientras me miraba era ver el futuro la curva de sus labios, y ese futuro decía que yo iba a besarla.

A mi, mejor que no me hablen, y si lo hacen, que no me hablen del amor, por que ella se llevó el mio.
Aun duele, mi mundo roto, mis olas del mar, mi bandera huida, las huellas sin pies que las marquen, las canciones que se van a quedar sin oírtelas cantar.

Si me hablan, que no sea de ti.

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